El nacimiento y parto de la placenta

Este mes hemos acompañado nacimientos maravillosos pero además, con un tema en común: El nacimiento y parto de la placenta.

Siempre se habla de la importancia de entender que nuestros bebés están preparados para nacer y que nosotras sabemos parir a nuestros bebés. Pero nunca hablamos así de la placenta.

Parece que el parto termina con el nacimiento del bebé y que lo que ocurre después no forma parte de nuestro parto. Damos por hecho que tenemos que ser una parte activa en la preparación y parto de nuestra hija o hijo y sin embargo, no nos imaginamos pariendo nuestra placenta.

El problema de no entender el nacimiento de la placenta va mucho más allá de lo que nos imaginamos.

Primero tenemos que entender que no es una fase aislada del parto, sino que es la continuación del nacimiento del bebé. Si nace un bebé, tiene que nacer una placenta.

Esto significa que lo que ocurra durante el nacimiento del bebé, influirá en el nacimiento de la placenta. Las fases anteriores, justifican la siguiente.

Cuantas más intervenciones para el nacimiento del bebé, mayor probabilidad de que se disrupta el nacimiento de la placenta. De hecho, uno de los únicos factores de riesgo demostrados de una hemorragia posparto (que tiene que ver con el nacimiento de la placenta) es la inducción del parto – precisamente por todas las intervenciones que se realizan en este tipo de situaciones.

La placenta es el órgano que nutre al bebé durante todo el embarazo. Aporta oxígeno y nutrientes. Por lo que cuando el bebé respira por sí solo, la placenta entiende (mediante señales químicas) que una de sus funciones ya no es necesaria.

La segunda función, la nutrición, la cumple la madre mediante el piel con piel, los besos, el sostén, las caricias y por supuesto con la teta. Cuando la madre está dispuesta a ser la única fuente de nutrición de ese bebé, es cuando la placenta está lista para desprenderse.

Ese momento del nacimiento del bebé, donde ocurre el primer encuentro madre – bebé, es el momento donde mayor oxitocina se segrega. No es casualidad. Si la madre reconoce a su bebé, se enamora y decide que será ella la que nutrirá de aquí en adelante a ese bebé, se segregarán esos niveles tan necesarios de oxitocina.

Esta oxitocina volverá a producir contracciones uterinas y así, la placenta se podrá desprender sin problema y el útero se mantendrá contraído sin que haya vasos sanguíneos abiertos.

Una vez se desprenda la placenta, es la madre quien tiene que parirla, junto con esas contracciones y junto con esa decisión de no necesitar más esa placenta para nutrir a su bebé el resto de su vida.

Cuando nos presentamos ante el parto de nuestro bebé con interferencias (bien internas o externas), todo lo que acabamos de describir es más difícil que ocurra de una forma saludable. Por lo tanto, habrá mayor probabilidad de que el nacimiento de la placenta necesite intervenciones.

En partos intervenidos, se recomienda el uso de oxitocina para el nacimiento de la placenta porque se ha visto que disminuye la probabilidad de hemorragia posparto. No es casualidad.

Todo esto que acabamos de explicar entra dentro de la propia TRANSICIÓN que es el parto. 

El parto, es precisamente eso, una transición a la maternidad. Un proceso emocional, social, familiar, espiritual y físico para poder parir y convertirte en madre. Este proceso tiene sus fases y no empiezan con la bolsa rota o con las contracciones.

Este proceso de transición a la maternidad empieza mucho antes. Podríamos decir que desde que tomamos la decisión de buscar un embarazo.

El nacimiento de la placenta es una fase de esta transición a la maternidad y dependiendo de que interferencias haya durante todo el proceso, será de una manera u otra.

Si queréis entender más sobre la transición a la maternidad, las fases reales del parto y cómo transitar cada una de ellas, os acompañamos en las diferentes etapas.

Desde la búsqueda de embarazo, a la preparación al parto y en el posparto.

Os invitamos a crear comunidad y a compartir saberes, junto a nosotras.

Un fuerte abrazo,

Las matronas de Magale.